martes, 3 de febrero de 2009

El día de la marmota

Ayer fue el día de la marmota. Ayer Punxsutawnew Phil, la marmota más famosa de norteamérica, salió de su madriguera en este pequeño pueblo perdido entre los bosques de Pennsilvania para vaticinar cuatro semanas más de invierno. Habrá que hacerle caso a Neil Young y creer firmemente que “the winter is the best time of them all”.

Pero casi nadie sabría que ayer fue el día de la marmota (al menos casi nadie fuera de Estados Unidos y Canadá) si no fuese por esa película que se llamó en España Atrapado en el tiempo, otro genial título de esa secta todopoderosa que forman los inventores de los títulos españoles de las películas extranjeras.

Atrapado en el tiempo no es un gran título; El día de la marmota, en el original, es mil veces mejor, y no sólo porque suene mejor; es mejor porque da igual que Bill Murray esté atrapado en el tiempo (de hecho no lo está, tan sólo se está tomando el tiempo que necesita), lo importante es que ése es el día en el que comprende que el camino a seguir es probablemente el más largo, pero también el único que realmente le llevará “allí donde le están esperando”.

Groundhog day se estrenó en Estados Unidos el 12 de febrero de 1993, y a pesar de las críticas positivas y del éxito de taquilla no consiguió ser un blockbuster, y rápidamente fue relegada al mercado del vídeo. Pero algo había escondido en esa divertida parábola sobre la superación y la aceptación de los propios límites. La profundidad de su argumento no había sido del todo comprendida. Todavía.

En un artículo reciente publicado en el New York Times, el teórico literario Stanley Fish incluye a Groundhog Day entre las diez mejores películas estadounidenses de todos los tiempos, junto a clásicos como Río Rojo, Vértigo o El crepúsculo de los dioses. El American Film Institute la nombra octava mejor película de fantasía jamás rodada, y el Writers Guild of America sitúa en el 27º puesto al guión de Rubin y Ramis, en su lista de los 101 mejores guiones cinematográficos.

Como le pasa a Phil en la película, el mundo necesitó su tiempo (aunque no la eternidad) para comprender la genialidad intrínseca en esta pequeña película, que parece revelar con pasmosa simpleza lo cerca que estamos de las cosas realmente importantes.

Cualquier tarde de domingo, sin prisas, sin esperar nada de ella y a lo mejor en VHS, es probablemente la mejor manera de redescubrirla.

1 comentarios:

Jorge Bermudez dijo...

Cada uno tiene su propia interpretación de la película. Es como el quijote.

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