viernes, 27 de febrero de 2009

En un par de minutos sale el sol



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jueves, 26 de febrero de 2009

¿Quiénes son los nerds ahora?

Estocolmo está siendo escenario de uno de los juicios más importantes para la historia reciente de la industria del entretenimiento. Un conglomerado de peces gordos del sector (Sony BMG, Universal, etc) ha llevado a juicio al sitio de intercambio de archivos P2P más importante del mundo: The Pirate Bay.

A la Bahía Pirata acceden unos 22 millones de usuarios al mes en busca de películas, música, juegos o cualquier tipo de archivo para descargarse gratis, y hace tiempo que la industria se la tiene jurada. En 2006 la policía sueca llevó a cabo una redada contra la web, confiscó sus servidores y encarceló a los responsables durante una tarde (rumores aseguran que la redada se produjo por presiones de la Motion Picture Association of America). Dos días después el sitio volvía a funcionar, esta vez con el doble de usuarios.

Tres locos de la informática se hicieron cargo en 2004 de The Pirate Bay, que desde un año antes formaba parte de La Oficina Pirata, una especie de think tank sueco que alberga entre sus filas a gente contraria a la propiedad intelectual, tal como se entiende actualmente. The Pirate Bay creció con rapidez para convertirse en el lugar predilecto de millones de personas ávidas de descargas gratuitas.

Ahora estos tres nerds son el principal enemigo de una industria del entretenimiento llena de dinero y con los mejores abogados del mundo. Pero todo el dinero del planeta no les está sirviendo de nada. La acusación lleva la casi semana del juicio haciendo el ridículo, y demostrando hasta qué punto la industria no está siendo capaz de entender las nuevas olas digitales. ¿Quiénes son ahora los nerds?

En el segundo día de juicio los abogados de los demandantes tuvieron que retirar la mitad de los cargos, ya que no habían entendido bien cómo funcionaban los protocolos de intercambio de archivos. Ayer John Kennedy, jefe ejecutivo de la Federación Internacional de Industrias fonográficas, testificó que la gente hubiera comprado cada archivo musical que obtuvo gratis a través de descargas. Y los nerds de la sala rieron.

Los nerds se ríen porque saben que el enemigo es fuerte, pero que es tremendamente ignorante y estúpido. La industria intenta, literalmente, poner verjas al campo. Creen que ganarán esta batalla, como han ganado tantas otras, a base de prohibiciones, propaganda (como esos anuncios infames donde se criminalizan las descargas) o presionando a los proveedores de banda ancha.

Los tipos como John Kennedy, que causan risa entre los nerds, llevan tiempo pensando que ellos son los dueños del cotarro. Probablemente John Kennedy de pequeño era el que siempre le hacía caso a la profesora, al que muchos pegaban y que acabó estudiando empresariales siguiendo el ejemplo de su padre. Probablemente piensa que el dinero es lo más importante que hay en esta vida, y que la mejor manera de hacerlo es pasando por encima de los demás. No entiende cómo un grupo de informáticos que casi no obtiene nada a cambio (ninguno de los responsables de The Pirate bay son millonarios) supone tal amenaza para una industria llena de tiburones como él, que han llegado a dominarlo todo por ser “los más aptos”. Kennedy no entiende, probablemente, que las cosas están cambiando, y que las nuevas tecnologías ponen en bandeja algo que a él le suena a chino: compartir. O puede que sí esté empezando a entenderlo, y por eso le jode tanto.

martes, 24 de febrero de 2009

En Lam

lunes, 16 de febrero de 2009

La sala de espera


La espera, el antes. El momento es siempre antes, cuando disfrutas de eso que va a llegar pero no sabes qué es. Cuando llega se acabó, la felicidad está en la sala de espera de la felicidad dijo Punset. La espera en la estación de autobús mirando llover por la ventana, la tarde en un hostal perdido rodeado de desconocidos, que dejarán de serlo por la noche; la llegada a un nuevo curso o a un nuevo grupo, sin conocer todavía a nadie.
Las posibilidades son infinitas en la sala de espera, la ocasión para desviarse del rumbo y agarrar por ese atajo que nunca pensamos que podríamos tomar. La oportunidad única de ser diferente, por una vez.
Cábalas y miedos también, pero seguridad de poder tomar cualquiera de los caminos, y certeza de que esta vez iremos por el que nunca antes nos atrevimos a ir.

domingo, 8 de febrero de 2009

Un buen anuncio

El otro día me sorprendió un buen anuncio. Buscando en YouTube descubro que es una copia de un videoclip del grupo australiano Youth Group versioneando a los alemanes Alphaville. Éste es el video original, sin ninguna marca que distraiga del sentido de la canción.

martes, 3 de febrero de 2009

El día de la marmota

Ayer fue el día de la marmota. Ayer Punxsutawnew Phil, la marmota más famosa de norteamérica, salió de su madriguera en este pequeño pueblo perdido entre los bosques de Pennsilvania para vaticinar cuatro semanas más de invierno. Habrá que hacerle caso a Neil Young y creer firmemente que “the winter is the best time of them all”.

Pero casi nadie sabría que ayer fue el día de la marmota (al menos casi nadie fuera de Estados Unidos y Canadá) si no fuese por esa película que se llamó en España Atrapado en el tiempo, otro genial título de esa secta todopoderosa que forman los inventores de los títulos españoles de las películas extranjeras.

Atrapado en el tiempo no es un gran título; El día de la marmota, en el original, es mil veces mejor, y no sólo porque suene mejor; es mejor porque da igual que Bill Murray esté atrapado en el tiempo (de hecho no lo está, tan sólo se está tomando el tiempo que necesita), lo importante es que ése es el día en el que comprende que el camino a seguir es probablemente el más largo, pero también el único que realmente le llevará “allí donde le están esperando”.

Groundhog day se estrenó en Estados Unidos el 12 de febrero de 1993, y a pesar de las críticas positivas y del éxito de taquilla no consiguió ser un blockbuster, y rápidamente fue relegada al mercado del vídeo. Pero algo había escondido en esa divertida parábola sobre la superación y la aceptación de los propios límites. La profundidad de su argumento no había sido del todo comprendida. Todavía.

En un artículo reciente publicado en el New York Times, el teórico literario Stanley Fish incluye a Groundhog Day entre las diez mejores películas estadounidenses de todos los tiempos, junto a clásicos como Río Rojo, Vértigo o El crepúsculo de los dioses. El American Film Institute la nombra octava mejor película de fantasía jamás rodada, y el Writers Guild of America sitúa en el 27º puesto al guión de Rubin y Ramis, en su lista de los 101 mejores guiones cinematográficos.

Como le pasa a Phil en la película, el mundo necesitó su tiempo (aunque no la eternidad) para comprender la genialidad intrínseca en esta pequeña película, que parece revelar con pasmosa simpleza lo cerca que estamos de las cosas realmente importantes.

Cualquier tarde de domingo, sin prisas, sin esperar nada de ella y a lo mejor en VHS, es probablemente la mejor manera de redescubrirla.

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