domingo, 19 de abril de 2009

El sueño del miserable

Parece ser que unas 4 o 5 personas aún no han visto el vídeo de Susan Boyle, la cuarentona desempleada de un pueblo perdido de Escocia que se ha convertido en la última sensación web. YouTube revienta de vídeos de esta cantante amateur que conmocionó a la audiencia de un reality show inglés por el enorme contraste entre sus pintas y su destreza vocal. Todos los medios se han hecho eco de la noticia, no son pocos los que buscan una explicación sociológica al fenómeno; parece que Oprah la ha invitado a su programa.

La historia de Boyle tiene todo para conmover. Desempleada de 47 años, vive sola con su gato y divide su tiempo entre la iglesia y el karaoke del pueblo. Es fea. Sufre de sobrepeso, e incluso algunos rumores señalan que tiene problemas de aprendizaje. Uno la ve y no da un duro por ella. Pero entonces se pone a cantar.

Es dudoso que los productores del programa Britains Got Talent (versión bretona de Tienes Talento) no supiesen de las dotes de Boyle antes de que subiese al escenario. En el vídeo se intuye que el montaje es intencionado; las primeras reacciones de la gente, la actitud de los jurados, la reacción de sorpresa absoluta ante los primeros sonidos que emergen de la garganta de la concursante. Pero el caso es que a medida que pasa el tiempo todo parece dar igual. La emoción, por muy preparada que esté, captura de tal forma que hasta molestan los cortes hacia el público y la inclusión de sus ahs, ohs y aplausos (que suenan un pelín exagerados). No hacía ninguna falta. Hubiese sido suficiente Boyle y su canción, exclusivamente. Ver su cara difícil, sus 47 años, imaginar su vida en un pequeño pueblo proletario escocés, y encima cantando Los Miserables (los que no entiendan inglés se pierden una parte esencial: la letra no sólo acompaña y explica a la cantante, que se convierte ella misma en personaje de la canción, sino que ayuda a estimular ese sentimiento de “sueño imposible” de los desheredados).

Todo esto está muy bien, pero es sólo un programa de televisión. Lo importante vendrá cuando no hagan falta programas de televisión para que estas cosas pasen, cuando YouTube sea capaz por sí solo de encumbrar a gente con mucho talento y nulas oportunidades, cuando ni el background ni la raza/nacionalidad sean factores tan esenciales en la vida de una persona; cuando de Somalia surja un Mozart. Las nuevas tecnología están empezando a demostrar que sí es posible que alguien sin prácticamente ningún apoyo mediático “clásico” llegue a triunfar frente a la audiencia más grande que ha existido jamás, con la sola ayuda de un ordenador, un cámara y una conexión.

En un capítulo de Makinavaja un chaval intenta atracar a Maki y a Popeye. El Maki no le da dinero sino una pistola y un sabio consejo: “Toma esta pipa. Tus enemigos son tres, a saber: los militares, la banca y los curas”. Mientras el chaval se va Popeye increpa a Makinavaja por su irresponsabilidad, recordándole que el tipo seguramente acabará muerto en un tiroteo con la policía, llevándose a unos cuantos con él. Al final el Maki le da la razón, pero se justifica: "Los pobres son como los espermatozoides, sólo llega uno, pero el que llega no veas la que lía".

El vídeo AQUÍ

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