miércoles, 1 de abril de 2009

Otro sueño más

Viedma está en la provincia de Río Negro, y hubo un momento en que iba a ser la capital de Argentina. Alfonsín se murió ayer sin haber visto su proyecto hecho realidad.

Me acuerdo de la vez que lo vi. Había ido a Viedma para un mitin, en un polideportivo o una cancha de baloncesto o algo parecido. Me acuerdo que cuando apareció a mí se me saltaron las lágrimas, aunque tenía 6 o 7 años y no tenía la menor idea de quién era ni de lo que significaba. Lo había visto en la tele y sabía que el trabajo de mi mamá estaba relacionado de alguna manera con él; sabía que en mi barrio todos le apoyaban, y que los más chicos salíamos a pegar carteles de sus oponentes dados vuelta y con bigotes pintados. Pero poco más.

Ayer se murió Alfonsín, y algunos habrán pensado que bien ya se murió ese hijodeputa que nos vendió al menemismo y otros habrán pensado que fue el único demócrata que hubo después de los militares.

Hoy cuando vi la noticia por la mañana la cabeza se me llenó de conversaciones inacabadas e inconexas, gente puteándolo y gente vitoreándolo. Me vino a la cabeza el gesto de las dos manos sobre los hombros, me vino a la cabeza tener que darse prisa para comprar porque mañana iba a estar todo mucho más caro, me vino a la cabeza el símbolo de la UCR y el rojo.

Me vino a la cabeza sobre todo y ante todo Viedma. Viedma es una ciudad que está en la provincia de Río Negro, que pudo ser mucho y que al final no lo fue, o tal vez sí. Ayer se murió Alfonsín sin ver uno de sus sueños hechos realidad.
"Papá no podía volar", por Jorge Lanata

2 comentarios:

You Can Call Me AL dijo...

El mejor mérito de Alfonsín, fue entregar la presidencia a otro presidente elegido democráticamente. En aquella Argentina, eso era impensable.
El más difícil, juzgar a los militares del Proceso y firmar la Obediencia debida y el Punto Final.
Todos sus predecesores juntos son incapaces de igualar su sensatez y honestidad. RIP,,, etc.
Saludos desde Viedma.

Sol de Mayo dijo...

En la calle 22 de abril viví por primera vez en Viedma.
Viedma es la única ciudad que dejé con tristeza.
Mis hijos sintieron el agradable frío patagónico allí, y allí se bañaron en el Atlántico y en el Currú Levú, o Río Negro. Vieron pingüinos, lobos marinos, molinos de viento, olas enormes, perros fieles, calles de ripio, tréboles de cuatro hojas que todavía conservo,,, etc.

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