Doce segundos de oscuridad
Gira el haz de luz para que se vea desde alta mar…
Pies descalzos sobre la arena todavía templada de un día lleno de luz
Yo buscaba el rumbo de regreso sin quererlo encontrar…
Energía que vuelve y devuelve a la piel con sabor a sal
La noche cerrada apenas se abría se volvía a cerrar…
La tarde casi noche promete el sonido de las olas y nada más
De poco le sirve al navegante que no sepa esperar…
Un futuro lejos del asfalto y de los fluorescentes y de las ventanas cerradas
Pie detrás de pie, no hay otra manera de caminar…
Las manos sucias y el pelo y el césped en las rodillas
No es la luz lo que importa en verdad…
Lo que importa en verdad…
son los doce segundos de oscuridad.
Foto: Izaro Ibarra Uriarte
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