martes, 20 de noviembre de 2007

Back in Spain: Primer encuentro con la burocracia española

Debo estar mal acostumbrado. He dicho cosas muy diferentes de Noruega, malas y buenas, pero desde luego siempre admiré su orden y su capacidad de hacer las cosas bien, y fácil.

Tengo que llamar al Ministerio de Educación y Ciencia para pedir unos papeles. Hasta ahí todo bien. Busco el teléfono en internet, dejo una consulta electrónica (que sospecho tardará bastante en ser contestada), y llamo. Tardo aproximadamente 10 minutos en conseguir hablar con alguien, después de llamar varias veces a un 902. Cuando por fin me atienden explico mi problema, y me pasan a otro departamento. Aquí vuelvo a esperar una rato y por fin me atiende una chica que, tras explicarle mi problema, me da el número de teléfono de la centralita. Un poco mosqueado pregunto si ella no sabe de qué le estoy hablando, y me contesta que allí (en Becas) no atienden mi consulta (sobre Becas). Cuelgo y llamo a la centralita, donde tras varias llamadas y esperas me pasan con otro sitio, donde no me contesta nadie. Al rato suena un contestador que me sugiere hacer una de dos:

1- Volver a llamar
2- Contactar con un número, que es... el primero al que llamé.

O bien estoy viviendo en un bucle donde todo se repite, o bien resulta que el ministerio es un laberinto siniestro donde es imposible que alguien te informe de lo que buscas. Nadie sabe nada, se pasan la patata caliente unos a otros, y a veces ni siquiera te escuchan. He pasado casi una hora intentando averiguar algo que estoy seguro en Noruega no me hubiese llevado más de 5 minutos. Y encima a esa gente se le paga con nuestros impuestos.
¿Puedo hacer algo? ¿Cómo me puedo quejar? Sospecho que para realizar una queja el proceso será más complejo aún que lo que estaba intentando averiguar en primer término, y que me quedé sin resolver.

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